EL NIVEL CAUSAL O ESPIRITUAL:
Aquí es donde habita el ser propio eterno, espiritual. La parte que vibra al nivel más elevado y
etéreo posible en el plano material. El objetivo de los que buscan la iluminación es introducirse de lleno en el cuerpo espiritual.
No es sencillo permanecer en este nivel a voluntad; la mayoría de nosotros sólo logra tocarlo por momentos, alguna que otra
vez ( aunque esto se puede mejorar con la práctica ). Eso sí, una vez que ingresamos en nuestro cuerpo espiritual, nos ponemos
en contacto con la conciencia universal, el cosmos, Dios, la dicha, o como quieran llamarlo. Allí es donde tendremos la certeza
de que somos seres divinos que deben cumplir un objetivo superior. Allí es donde hallaremos la fuente de amor que nunca se
agota, la energía que nos envuelve como un abrazo fraternal y protector, y que a la vez nos otorga la libertad absoluta de
ser lo que debemos ser.
Allí es donde recibiremos ayuda y orientación, compañía espiritual y regocijo.
El aura espiritual es el halo de los santos. Su conexión con el cuerpo espiritual se desarrolló
a tal punto que se hizo visible para todos, o al menos para aquellos capacitados para ver.
Quizás nuestras auras espirituales necesiten un poco más de cuidado, que les "saquemos lustre",
pero están en su sitio.
Si nuestra aura espiritual es poderosa, estaremos naturalmente protegidos.
De los niveles que se conecten con el plano terrestre, éste es el más elevado. Los que le siguen
son niveles inmateriales.
El astral o etéreo es el nivel hacia donde el alma se dirige después de la muerte y desde donde
regresan ciertas almas "perdidas" en busca de alivio o venganza.
Existen otros niveles, aún más elevados, hacia los cuales debemos evolucionar. Cuando estamos continuamente
abiertos, es decir, en un estado de expansión de la conciencia en el plano psíquico, somos capaces de interpenetrar estos
niveles fuera del plano terrestre.
LOS NIVELES ASTRALES - EL INFERIOR Y EL SUPERIOR:
Son el sitio hacia donde emigran las almas después de la muerte. Por lo general, los mensajes que
recibimos del "otro mundo" provienen de estos niveles de vibración; en especial cuando se trata de almas que no
han conseguido todavía desplazarse hacia dominios espirituales más elevados. También se puede acceder a estos niveles
durante una experiencia extracorpórea, cuando nuestro cuerpo astral o etéreo abandona el plano material pero continúa conectado
con el nivel físico del ser. No es imposible, aunque tampoco frecuente alcanzar los dominios espirituales aún más elevados
cuando estamos fuera del cuerpo.
En las experiencias de muerte cercana, el lugar hacia donde siempre se dirige el "tunel de luz"
es, nada más ni nada menos, que el nivel astral.
El alma puede vislumbrar estos niveles espirituales aunque no puede permanecer en ellos.